Tal vez, yo no sea la más indicada para tratar este tema, porque no me gusta la política, jamás me ha gustado. Puede que sea por mi incapacidad para aguantar mentiras más de dos minutos seguidos o fingir que me creo promesas, a todas luces imposibles de realizar.
Puede que mi desidia en todo lo concerniente a este tema, se deba principalmente a la estúpida idea de que para gobernar no hacen falta cinco carreras y treinta masters, ya que nuestras antepasadas, analfabetas la mayoría, lo han hecho muy eficazmente a lo largo de los siglos,basándose en el conocido "no estirar más el brazo de lo que da la manta" y si algo funciona...¿para qué cambiarlo?
Cualquier ama de casa por obtusa que sea, tiene claro que existen prioridades, el plato en la mesa no puede faltar, si alguien cae enfermo en casa, las medicinas son indispensables y en septiembre...uf,¡el terrible septiembre! La que más o la que menos ha vivido en sus carnes la terrible vuelta al cole,con sus libros,materiales,uniformes y accesorios, pero nos apretamos el cinturón por el bien de nuestros hijos, porque es importante para su futuro.
Es curioso que los que nos gobiernan, contrariamente a lo que haría cualquiera en su casa, sea por ahí por donde empiecen a meter tijera...pero claro, ellos tienen ministros de economía que saben perfectamente lo que hay que hacer,siempre que no sea en sus propias casas porque allí manda la señora.
Lo que he podido observar, es que no importa lo independizado que estés ni lo autosuficiente que seas, vivir en España es como volver al hogar paterno, donde nos llevan y nos traen apelando al "mientras vivas bajo mi techo...",porque sí, señores, España es de ellos y hacen y deshacen a su antojo. La única diferencia fundamental, es que al vivir con nuestros padres, ellos costeaban nuestros caprichos...¡no a la inversa!
Y como "a buen entendedor pocas palabras bastan", hoy no usaré ninguna más, mi opinión de todos y cada uno de ellos se la trasmito en esta bonita imagen.
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